Recorrido: La Usina
LA USINA
El Centro Cultural La Usina es un edificio restaurado de la primera usina eléctrica del pueblo, en el barrio Estación Soto, primer casco céntrico del lugar.
Este edificio tuvo su apogeo en la última década del
siglo XIX hasta mediados del 1900, esto se debió a la intensa explotación
forestal y minera de la zona (roca de aplicación y cal), fortalecida por la
actividad agropecuaria. Que en menos escala se producía en la zona. Esta
actividad del ferrocarril fue crucial para polarizar la economía del pueblo que
hasta entonces era excluyente del Establecimiento Soto generando con esto la
desarticulación de dicho lugar. Como consecuencia de ello nace la mayoría de la
edificación alrededor de la estación de trenes, donde se concentra el acopio de
los productos regionales y los depósitos de las distintas cargas que llegan por
ese medio con destino a las localidades del departamento Minas cuyo traslado se
completa mediante la utilización de carros.
El emprendimiento trajo un gran adelanto al
pueblo que por entonces se alumbraba con lámparas a nafta. Sin embargo su
explotación no fue rentable por que debió vender la concesión.
Estratégicamente
ubicada a corta distancia de la estación del ferrocarril. La maquinaria para
generar electricidad fue traída de Europa. Existían torres de iluminación sobre
Avenida 25 de Mayo, y el Bv. Mariano Moreno, un tendido que alcanzaba unos 3 km
aproximadamente que incluía algunas casas de familia.
La Usina estaba equipada con motores Deutz,
que trabajaban con gasoil traído en grandes tambores a través del ferrocarril. Cuando llegaban a Villa de Soto se
descargaban desde los vagones y hombres los llevaban rodando hasta el edificio ubicado a pocos metros.
Actualmente, es un lugar de encuentro y expresión de cientos de jóvenes.
Se realizan allí talleres culturales y artísticos con el objetivo de promover actividades para el desarrollo del pensamiento y la expresión creativa de las personas, y que este sentir pueda ser compartido y expresado con otros y para otros.
A través de la expresión artística y cultural se pretende que, los jóvenes puedan interactuar, compartir su propia propia realidad y aprender de otros. Impulsando así la formación, la libre expresión y el desarrollo personal y grupal.
Se apuesta al desarrollo cultural como otra de las tantas herramientas de inclusión social y participación comunitaria.
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